Mini Stories to Learn Spanish

Ep 20: El espíritu del abuelo

Mi madre decía que mi abuelo era un buen hombre. Era un hombre que cuidaba mucho a su familia y era muy querido por todos. Él murió cuando yo tenía tres años de edad. Ahora tengo doce años y no recuerdo al abuelo. Mi madre dice que mi abuelo me cargaba mucho, pero yo no lo recuerdo. Mi madre me dice que su barba siempre me hacía muchas cosquillas y me causaba comezón cuando mi abuelo me daba un beso en las mejillas. Yo no lo recuerdo. Tengo recuerdos muy distantes de mi abuelo.

El abuelo murió a los ochenta y cinco años y ahora mi madre y mi padre cuidan a mi abuela. Mi abuela tiene ochenta años. Ella es frágil y olvida las cosas con facilidad. Todos en la familia la quieren mucho y la cuidan con mucha devoción. Ella siempre habla sobre el abuelo y siempre espera con mucho entusiasmo el día de los muertos. Ella dice que el espíritu del abuelo siempre viene a visitarla el día de los muertos y a ella le causa mucha alegría saber que el espíritu del abuelo viene a visitarla y a pasar tiempo con la familia en el día de los muertos.

Mis padres también aseguran que el espíritu del abuelo viene a visitarnos en la noche del día de los muertos y preparan una ofrenda para él con su comida favorita. Mi madre dice que al abuelo le gustaba mucho el chocolate caliente que la abuela le preparaba a mano. La abuela es originaria del estado de Oaxaca, México, y sabía preparar el chocolate caliente tradicional de Oaxaca con agua, canela, algunas especias especiales y un poquito de tequila. Al abuelo le encantaba tomarse su chocolate caliente y comerse su pan dulce. Mi madre cuenta que al abuelo también le gustaba el mole negro con pollo y arroz que le preparaba la abuela. En su cumpleaños, era el plato que ella le preparaba.

Mi madre cuenta que el abuelo era muy distraído y dejaba ropa y cosas por todas partes de la casa. Al principio, la abuela se enojaba con el abuelo y le decía, “recoge tus zapatos, pon la ropa en su lugar, cuelga tu chamarra”. El abuelo siempre dejaba las cosas regadas por todas partes. Sin embargo, con el paso del tiempo, la abuela se acostumbró. Sabía que el abuelo no lo hacía con mala intención o por pereza, sino que era muy distraído. Entonces, cuando el abuelo dejaba los zapatos o su ropa en cualquier parte de la casa, ella recogía los zapatos y los ponía en el armario y colgaba la chamarra o el suéter del abuelo.

Ahora que el abuelo ya no está, la abuela habla todo el tiempo sobre sus felices días con él. El día que la abuela espera con mucho entusiasmo es el día de los muertos porque asegura que el abuelo viene a visitar a la familia.

Cuando el día de los muertos finalmente llega, mis padres colocan un altar con la comida preferida del abuelo. También, ponen sobre la mesa la ropa que el abuelo solía ponerse y en el suelo colocan sus zapatos favoritos. Además, colocan varias fotografías de él con toda la familia. Ese día pasamos todo el día hablando sobre el abuelo y siento conocerlo mejor a pesar de no tener recuerdos claros de él. Todos están seguros de que el espíritu del abuelo viene a la casa la noche del día de los muertos. Yo nunca lo he visto o escuchado, pero tengo mucha curiosidad de saber si en verdad viene a visitarnos.

Hoy es la noche del día de los muertos. Mis padres han puesto el altar y las decoraciones para recibir al espíritu del abuelo. Ya es de noche y yo estoy escondido debajo de la mesa del altar. El mantel de la mesa llega hasta el suelo y me cubre por completo. Nadie sabe que yo estoy aquí para esperar al espíritu del abuelo. Todo está completamente oscuro. Es una noche oscura y todas las luces están apagadas. Mis padres dicen que todo debe estar oscuro porque la luz no permite que las almas de nuestros familiares puedan entrar a la casa. Tengo una pequeña lamparita conmigo, pero está apagada.

No sé que hora es. Hasta ahora, no ha pasado nada y yo sigo esperando al espíritu del abuelo. De repente, comienzo a escuchar ruidos. Escucho pasos ligeros que se aproximan al altar. Escucho ruidos de cosas que se caen sobre el piso. Mi corazón comienza a palpitar más y más rápido. Sé que debe ser el espíritu del abuelo, pero no puedo evitar sentir miedo. Escucho que los pasos se aproximan poco a poco hasta llegar al altar. Puedo sentir la presencia del espíritu y puedo escuchar ruidos sobre la mesa.

Tengo mucha curiosidad de ver al fantasma del abuelo, pero también tengo mucho miedo de hacerlo. De repente, escucho un fuerte ruido sobre la mesa. Es el ruido de un vaso cuando se cae sobre la mesa. En ese momento, me llevo un gran susto y grito sin quererlo. Por un par de segundos, escucho un silencio. Luego, el mantel se empieza a levantar y mi corazón se empieza a acelerar. Cierro los ojos y me siento con mucho miedo. De repente, escucho la voz de mi padre que me dice, “¿qué haces ahí?

–Nada papá, solo quería ver al espíritu del abuelo –le dije yo con una voz llena de miedo.

–Salte de ahí y ven acá, te voy a explicar –me indica mi padre.

En ese instante, mi padre me dijo que cada año él se toma el chocolate caliente y muerde el pan del abuelo. También coloca los zapatos y la ropa por la casa para hacer pensar a la abuela que el abuelo vino a visitarla. Cada año, la abuela vive con la ilusión de pensar que su amado esposo viene a visitarla y es algo que le causa felicidad en su vida. La familia trata de mantener esa ilusión viva y por eso me dice que yo también ahora debo de mantener el secreto para darle un momento de inmensa alegría a la abuela.

Al día siguiente, mi padre lleva a la abuela a la sala, en donde se encuentra el altar, y la abuela ve la taza del chocolate caliente casi vacía y el pan mordido. Además, ve ropa del abuelo regada por todas partes. La abuela recoge la ropa del abuelo del suelo y me la da a mí.

Guarda la ropa de tu abuelo –me dice en voz baja.

Sí abue –le contesto yo.

Tú abuelo nunca va a cambiar. Siempre deja su ropa en todas partes, pero no importa, lo importante es que viene a visitarnos –me dice con una sonrisa en la cara.

Sí abue –le digo yo.

Ese día, me sentí muy contento por la abuela. Mi padre tenía razón. Mi abuela estuvo muy contenta ese día y me di cuenta de la importancia de hacer cosas que traigan un momento de felicidad a nuestros seres queridos. Nosotros somos el espíritu del abuelo.

Story written by Joel Zárate

Read by Milton Ralph & Alba Sánchez.

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